No duermo por las noches. Mi conciencia está tranquila, pero los químicos en mi cabeza se reviran por la genética y el trauma, por cansancio y por rabia, lo que nunca he contado, la emoción cohibida. Siempre dijeron que no era para tanto. Ahora que está de moda, todo es para tanto. Escupieron para arriba, luego les cayó encima, aunque no tengan el coraje de aceptarlo. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. Mala fama yo tendré, pero no mala fe. Y si vuelvo a caer, yo me levantaré. Me cansé de esperar lo que tanto soñé. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. Yo lo daba todo porque tenía miedo al abandono. Manipulaba si me equivocaba, no comunicaba, pensaba que lo sabían todo. Utilicé a extraños para llenar mis vacíos, no fui muy indulgente con quien bueno fue conmigo. Y lo peor que hice fue dejar que me utilizasen como un comodín en mil partidas sin sentido. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. Mala fama yo tendré, pero no mala fe. Y si vuelvo a caer, yo me levantaré. Me cansé de esperar lo que tanto soñé. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. Pero no les subestimé. Ninguno de sus dolores cuestioné. Mi amor yo no declaré para luego irme. Delinquí, pero no estafé. Con sus sentimientos yo nunca jugué. Quien mancilla el verbo querer, para mí no existe. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. Mala fama yo tendré, pero no mala fe. Y si vuelvo a caer, yo me levantaré. Me cansé de esperar lo que tanto soñé. Soy el malo por poner las cartas sobre la mesa. No soy el malo por poner las cartas sobre la mesa.